Todos hemos oído el dicho “cada embarazo cuenta un diente”. Antes, se pensaba que el bebé robaría a la madre todo el calcio (incluido el de los dientes) para poder formar su esqueleto.

Hoy se sabe que esto es un mito. Una dieta equilibrada que contenga alimentos ricos en calcio como los productos lácteos y los suplementos que suelen recomendar los ginecólogos suelen ser suficientes para evitar problemas dentales por falta de calcio. Aun cuando la dieta de la madre fuese pobre en calcio, el bebé satisfaría sus necesidades de las reservas óseas de la madre, pero no los dientes.

Sin embargo, un estudio realizado conjuntamente entre las universidades de Nueva York y Yale sobre más de 2.500 mujeres de entre 18 y 64 años demostró que hay una relación entre la pérdida de dientes y el número de hijos con independencia del nivel socioeconómico de las madres. Entonces ¿en qué quedamos?

Por una parte, durante el embarazo y la lactancia, se produce un cambio en la composición química de la saliva y de la flora bacteriana lo que puede incrementar la erosión dental y propiciar la aparición de caries.

Por otra, los cambios hormonales hacen crecer los niveles de prolactina y estrógenos favoreciendo la irrigación sanguínea en las encías. Como consecuencia, nuestra boca se vuelve más sensible a los irritantes externos y a la placa bacteriana pudiendo ocasionar inflamación y enrojecimiento de encías, sangrado espontáneo, al masticar o al cepillarse los dientes, movilidad dentaria, etc. Un cuadro que se conoce como ‘gingivitis del embarazo’.

Normas básicas de higiene bucodental durante el embarazo y la lactancia

Para prevenir los cuadros antes mencionados, recomendamos unas normas básicas de higiene y alimentación:

• Mantener los dientes y encías limpios: No es ninguna novedad. Cepillar los dientes después de cada comida. Incluso tras esos picoteos tan habituales en ese periodo. Completar la limpieza con seda dental.
• Utilizar un cepillo de cerdas suaves y poca pasta dental para evitar nauseas.
• Utilizar dentífrico fluorado si hay tendencia a las caries o algún otro específico si hay sangrado o enrojecimiento de las encías.
• Los vómitos son muy agresivos para los dientes. Mantener una higiene escrupulosa de boca y dientes y complementar la limpieza con colutorios fluorados después de cada vómito.
• Evitar alimentos ricos en azúcares y bebidas carbonatadas y azucaradas.
• Llevar una dieta equilibrada: Tomar fruta, vegetales y lácteos en pequeñas cantidades a lo largo del día.

Tratamientos dentales durante el embarazo

Si estás embarazada y necesitas un tratamiento dental por dolor, infección, etc. recuerda que las consecuencias de retrasar ese tratamiento suponen un riesgo mayor para el bebé que el propio tratamiento.

Como norma general, durante el primer trimestre de gestación, sólo se suelen realizar tratamientos de urgencia ya que es en ese periodo cuando se forman los sistemas principales del feto como el sistema nervioso, el corazón, el sistema vascular, etc.

El segundo trimestre suele ser el mejor momento para realizar cualquier tratamiento dental que sea necesario. La anestesia empleada no afectará al bebé. En el caso de ser necesarias radiografías, aunque la radiación es pequeña y no va dirigida al abdomen, es recomendable poner a la futura madre un delantal de plomo que proteja al bebé.

En el último trimestre se suelen evitar tratamientos largos porque puede resultar molesto para la madre la postura en el sillón dental. También se suelen evitar todo tipo de tratamientos dentales en este trimestre cuando hay antecedentes de partos prematuros.

La mejor herramienta: la prevención

Un control odontológico antes del embarazo podrá determinar si es necesario adoptar alguna medida preventiva o tratamiento previo. Ten siempre presente que una salud bucodental deficiente durante el embarazo y lactancia tiene un impacto negativo en tu salud y en la de tu bebé.

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