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Masticar chiche después de las comidas ¿ayuda a la limpieza bucodental?
La publicidad continuamente nos aconseja mascar chicle después de las comidas que realizamos fuera de nuestro hogar como medio para limpiar nuestra boca cuando no tenemos a mano el cepillo y la pasta dental. Pero ¿es recomendable? ¿es efectivo?
Cuando no podemos cepillarnos los dientes adecuadamente, el consumo de chicles puede ser un apoyo para la limpieza dental y nos aporta una serie de beneficios:
- Su adherencia colabora en la limpieza mecánica de la boca ya que pueden arrastrar hasta un 10% de las bacterias presentes en nuestra boca tras las comidas.
- Masticar chicle aumenta el flujo salivar favoreciendo la neutralización de los ácidos de los alimentos y bebidas gracias a las enzimas que contiene la saliva.
- Cualquier chicle sin azúcar (y especialmente si contiene xilitol –un edulcorante natural) puede ayudar a prevenir las caries ya que pueden ‘capturar’ las partículas y pequeños restos de comida de la superficie de los dientes.
- Ayudan a reforzar los músculos mandibulares, pero no está recomendado para las personas que sufren problemas de sobrepresión en las mandíbulas ya que les podría provocar un dolor innecesario.
- Hay otras enfermedades de la boca como la xerostomía (boca seca), halitosis (mal aliento) o el bruxismo (rechinar y apretar los dientes) que pueden beneficiarse del hecho de mascar chicles sin que ello signifique que esta práctica sea una solución.
Evidentemente, no todos los chicles son adecuados para ello: debemos optar siempre por aquellos sin azúcar. Por otra parte, no debemos olvidar que su eficacia es temporal ya que antes de 1 minuto desde el inicio de la masticación del chicle, sus propiedades adhesivas disminuyen y, por tanto, también disminuye la capacidad de captar las bacterias y pequeños desechos que quedan en nuestra boca después de comer.
Además de elegir chicles sin azúcar, debemos evitar los siguientes componentes: base de goma, aceite hidrogenado de coco y alimidón, aspartamo asesulfato, lectina de soya, ácido malíco y cítrico, glocerol, óxido de titanio, hidroxitolueno butilado (BHT), y fosfato de calcio, entre otros, por resultar perjudiciales tras mezclarse con la saliva.
Tampoco podemos olvidarnos de algunos de sus efectos secundarios:
- Diarrea: ocasionada por el alto contenido en fenilalanina, una sustancia con efecto laxante que aumenta el movimiento intestinal que puede encontrarse, especialmente, en los chicles sin azúcares.
- Falta de apetito ya que nuestro cerebro no sabe distinguir entre ingerir alimentos y mascar chiches.
- Flatulencia originada por el aire que tragamos al masticar chicle.
- Caries provocadas por los chicles que contienen azúcar.
- Riesgo de que el chicle ‘arranque’ un empaste o corona que no se ha realizado correctamente o con materiales de baja calidad.
- Fatiga o dolores musculares y articulares en la boca si el hábito se realiza con mucha frecuencia y durante periodos de tiempo prolongados.
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